Mi G5

Desde el mes de enero de este año, tras mi viaje a Melilla, cambie de ordenador en el trabajo. Ya no utilizo mi eMac G4 a 1.25Ghz ahora utilizo un Power Mac G5 Quad a 2.5Ghz con 4GB de RAM, y después de estar utilizándolo durante este tiempo he llegado a una conclusión, no quiero utilizar otro ordenador que no sea este.

En el arranque no es tan rápido como un mac mini de Intel, pero después de este todo funciona a velocidad increíble, el rendimiento nunca decae, da igual tener abiertos todos los programas que quieras, que estés codificando un video o cualquier tarea que demande recursos del ordenador, en ningún momento se ralentiza o tiene caídas en el rendimiento. Es el único ordenador que no tengo que estar esperándolo para hacer tareas.

Si mal no recuerdo este ordenador dentro de la gama G5, es el más potente que fabricó Apple, lo compramos el año pasado aproximadamente un mes antes de la aparición del Mac Pro. Aunque a día de hoy no lo cambiaba por un Mac Pro porque los únicos que lo superan en rendimiento son los Mac Pro a 3Ghz de 4 y 8 núcleos, pero tienen la desventaja de que las aplicaciones que utilizo a diario son de PowerPC, que al funcionar en estos lo hacen bajo Rosetta y el rendimiento baja, además pierdo una ventaja que tiene el G5, y es el poder utilizar el entorno Classic, que aunque no lo utilizo mucho, para algún programa muy antiguo siempre viene bien poder ejecutarlo.

Mi ordenador personal sigue siendo un PC, pero sin duda el próximo ordenador que me compre será un mac, y seguramente un Mac Pro, porque no tener que estar continuamente esperando al ordenador es algo que no tiene precio.

Mi Moto

Ayer recogí mi nueva moto, bueno mi primera moto, una Yamaha YBR125.

Hoy hace uno y dos años

Hoy 14 de abril hace un año que empecé con mi blog, el cual he tenido muy abandonado, aunque ahora si le estoy haciendo más caso.

Y también hoy 14 de abril se cumplen dos años de aquel fatídico día que perdí toda fe en el sistema. Todo eso que uno cree que debe hacer cuando empieza a trabajar, me di cuenta que no servía para nada, porque uno se implica, da todo y como recompensa lo único que obtiene es nada o más trabajo. Quizás algo de todo esto ha cambiado en este último año, hay una halo de esperanza, pero hay algo que no cambia ni creo que nunca cambie, y es que se sigue premiando al quejica, al pelota, al que se equivoca y al que no hace su trabajo, bien porque no quiera o bien porque no sepa, quizás este último sobrevive gracias a tener un buen padrino, ahí siguen y siempre seguirán.

WordPress Appliance - Powered by TurnKey Linux